El 13 de enero es el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión

Beba Arlanzon

Morriña, añoranza, nostalgia, mal de la tierra, desarraigo… En el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión y en un momento en el   que los medios de comunicación ya hablan abiertamente de salud mental, cabe preguntarse cómo anda nuestro equilibrio emocional. Somos científic@s, pero también somos migrantes. Hasta hace poco, no se hablaba de «shock cultural», ni de «síndrome de Ulises», ni de «duelo migratorio». Tu familia y tus amigos te decían que tuvieras paciencia, que con el tiempo te irías acostumbrando. Sin embargo, migrar supone un desgaste intenso, tanto a nivel emocional como físico, sobre todo cuando ese malestar empieza a somatizarse.

La mayoría de los CENLers no hemos venido a Países Bajos a buscar fortuna sino que llegamos  a través de programas universitarios, de becas internacionales y alguno, incluso, con un contrato ya firmado. Aunque, esto permite empezar a crear una red de apoyo, no garantiza aprender el idioma rápidamente, ni que los neerlandeses vayan a hacer algo por facilitar nuestra integración, ni que nos encontremos cómodos en la nueva cultura y sus valores, por no hablar de cómo vivimos las expectativas no cumplidas y los fracasos. Y esa frustración, como la tortura china de la gota, poco a poco, va minando nuestras fuerzas.  

La ayuda especializada dirigida a los españoles residentes en el exterior está aumentando. Es una buena noticia. Por una parte, porque empieza a desaparecer el estigma social que durante tantos años ha tenido ir a un/a psicólogo/a cuando es un profesional de la salud igual que un dentista o un dermatólogo. Por otra parte, porque las diferencias y los filtros culturales suelen interferir en la comunicación. Lo que dice el paciente no es necesariamente lo que entiende el terapeuta y lo que responde el terapeuta puede no ser lo interpreta paciente. Añadamos la barrera lingüística a esta bola de nieve… La tecnología facilita buscar un buen terapeuta en España pero la gran mayoría desconocen la singularidad de la experiencia migrante. Por eso, los psicólogos españoles o hispanoamericanos que residen en Países Bajos y que han pasado por situaciones similares pueden ser un buen apoyo.  

Aún así, cuidado con quien intente desplazar toda la responsabilidad sobre los hombros del paciente. Si con un/a terapeuta o una terapia no se avanza, hay que cambiar. Mejor no perder autoestima, tiempo y dinero. Puede que sea un mal profesional, que los hay, o sencillamente que no sea el psicólogo que necesitamos. No nos dejemos liar tampoco por los empleadores tóxicos que intentan convencernos de que la salud es responsabilidad exclusiva del trabajador. Hace años el psicólogo Ramón Nogueras decía en una entrevista que «estamos yendo al psicólogo cuando lo que en realidad necesitamos es afiliarnos a un sindicato».

¿Y las mujeres? Un artículo publicado en La Región Internacional en diciembre de 2021 informaba de que el 83% de los expatriados sufría estrés. La aseguradora Cigna llegaba a esta conclusión tras realizar un estudio en el que el perfil del trabajador expatriado se correspondía «con un hombre de entre 25 y 49 años, casado y con hijos menores de 18 años, con salarios elevados». Ser mujer y migrante es un claro caso de interseccionalidad en el que hay que relacionar los datos cuantitativos obtenidos con las estructuras sociales tanto en el país de origen como en el de acogida: educación y normas, presión social, roles, apoyos y recursos con los que se puede contar, obstáculos de todo tipo o techos de cristal.

Así que hablemos alto y claro de salud mental porque no sólo hay que tratar los síntomas. Hay que ir a la causa que está provocando ese desequilibrio.

REFERENCIAS

https://blogs.publico.es/strambotic/2018/09/entrevista-ramon-nogueras/

https://www.laregioninternacional.com/articulo/en-el-mundo/economia-83-trabajadores-espanoles-expatriados-sufre-estres-estudio-cigna/20211207124124272432.html

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BEBA ARLANZON

BEBA ARLANZON

Es licenciada en Filología y doctora en Traducción por la Universidad del País Vasco. Actualmente se encuentra en periodo de transición profesional orientada a la comunicación.