Hormonas y salud mental: el impacto invisible del ciclo menstrual en las mujeres

Desde nuestro primer ciclo menstrual en la pubertad hasta el último antes de la menopausia, las mujeres enfrentamos desafíos únicos que impactan directamente en nuestra salud mental. No es casualidad que tengamos el doble de probabilidades que los hombres de sufrir trastornos de ansiedad o depresión. Estos trastornos no solo están influenciados por el contexto social y psicológico, sino también por algo más profundo y a menudo ignorado: nuestras hormonas.

A lo largo del ciclo menstrual, experimentamos cambios que afectan nuestro estado de ánimo, nuestra capacidad cognitiva y nuestros niveles de estrés. Sin embargo, muchas veces no comprendemos completamente por qué nos sentimos de determinada manera en ciertos momentos del ciclo. Durante la fase lútea, justo antes de la menstruación, las mujeres somos especialmente vulnerables a síntomas de ansiedad y depresión. Este período está marcado por un aumento de progesterona y una disminución de estrógenos, dos hormonas que juegan un papel crucial tanto en la regulación del estado de ánimo como en las capacidades cognitivas. Pero estos cambios hormonales no se limitan al ciclo menstrual; también se intensifican en otras etapas clave de la vida, como el embarazo, el posparto, el uso de anticonceptivos hormonales y la menopausia.

De la ignorancia al conocimiento

Históricamente, el impacto de estas fluctuaciones hormonales en la salud mental ha sido ignorado, dejando a muchas mujeres en la incertidumbre sobre si sus experiencias son normales y cómo manejarlas. Pero, afortunadamente, los tiempos están cambiando. La Neuroendocrinología Comportamental centrada en la salud femenina está ganando terreno y, con ella, una mayor comprensión de cómo las hormonas femeninas afectan nuestro bienestar.

El campo de la Neuroendocrinología Comportamental se dedica a investigar cómo las hormonas influyen en el funcionamiento del cerebro y el comportamiento, y dentro de este campo podemos encontrar una corriente de investigación centrada en las hormonas femeninas y cómo estas afectan a la salud mental de las mujeres. Los objetivos del campo son muy diversos, y sin duda multidisciplinares. Por ejemplo, podemos encontrar estudios con roedores que intentan descifrar los efectos más fundamentales de las hormonas femeninas en el cerebro, ya que los modelos animales nos facilitan más detalle y más control al estudiar el cerebro que los modelos humanos. Otros estudios comparan procesos psicológicos entre hombres y mujeres usando poblaciones normativas. También hay estudios que se centran más en detalle en ciertas condiciones asociadas a las fluctuaciones hormonales y sus efectos en la salud física y mental, como el Trastorno Disfórico Premenstrual (PMDD) que se caracteriza por una drástica acentuación de síntomas psiquiátricos durante la fase premenstrual del ciclo. Y por supuesto, no podemos olvidar las corrientes del desarrollo, que se centraran más en efectos hormonales en el cerebro y el comportamiento durante etapas de grandes cambios hormonales, como el embarazo o el posparto.

En mi caso, mi investigación predoctoral junto a mis supervisoras, Prof. Dr. Karin Roelofs, Dr. Anna Tyborowska y Dr. Eliana Vassena, en el laboratorio EPAN de la Universidad de Radboud se centra en cómo las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual afectan dos procesos psicológicos fundamentales para la salud mental: el control emocional y la motivación. Estas son herramientas clave para adaptarnos rápidamente a las demandas de nuestro entorno. El control emocional son las estrategias que usamos implícitamente para alterar o regular los aspectos subjetivos de una respuesta emotional. La motivación es la fuerza que dirige, mantiene y regula el comportamiento hacia la consecución de un objetivo o la satisfacción de una necesidad.

Aunque la investigación en salud mental ha señalado a menudo una “ventana de vulnerabilidad” durante la fase lútea media asociada a la progesterona, también hay indicaciones que en otros momentos del ciclo las fluctuaciones hormonales son favorables. Por ejemplo, estudios recientes han demostrado que las atletas femeninas muestran un mejor rendimiento durante la fase folicular. Estos hallazgos me han inspirado a investigar no solo las “ventanas de vulnerabilidad”, sino también lo que a mi me gusta llamar “ventanas de fortaleza”, es decir aquellos momentos en los que las fluctuaciones hormonales pueden ser nuestras aliadas en términos de resiliencia emocional y capacidades cognitivas.

Uno de los mayores desafíos en este campo es la falta de recursos para realizar investigaciones de alta calidad. Para obtener resultados robustos, es esencial utilizar técnicas sofisticadas de análisis hormonal, neuroimagen y ofrecer una compensación justa a las participantes por su tiempo y esfuerzo. A menudo, al presentar propuestas de investigación, me he encontrado con la pregunta: “¿Y qué pasa con los hombres?”. Por suerte, la comunidad científica está empezando a comprender la importancia de centrarse en los problemas que afectan de manera diferenciada a la población femenina. Durante demasiado tiempo, los estereotipos como “las mujeres son demasiado hormonales” han llevado a la exclusión de mujeres en estudios clínicos o a la simplificación de sus experiencias, incluyendo sólo a mujeres en la misma fase del ciclo menstrual.

Para ponerlo en perspectiva, un 58% de las mujeres en edad reproductiva experimentan el ciclo menstrual y sus cambios hormonales asociados. En un contexto social más amplio, estos estudios se inscriben en el creciente reconocimiento del impacto de la salud menstrual en el bienestar mental, apoyando la creación de políticas basadas en evidencia y contribuyendo al debate actual. Los resultados podrían respaldar el desarrollo de estrategias de prevención, iniciativas educativas, políticas laborales y prácticas de salud, promoviendo un entorno que reconozca y se adapte a los desafíos específicos que las mujeres pueden enfrentar en distintas etapas de transición hormonal. Por último, me gustaría resaltar que en España, también contamos con equipos de investigación dedicados a esta área, como el laboratorio de la doctora Susana Carmona en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Su equipo, NeuroMaternal, estudia los cambios cerebrales asociados al embarazo, la maternidad y la paternidad, contribuyendo así al creciente cuerpo de conocimiento sobre la salud mental femenina.

Si quieres saber más...

Si has llegado hasta aquí, y estás interesad@ en indagar más en la conexión entre las hormonas y la salud mental, te recomiendo:

– De forma introductoria: “Period Power: Harness Your Hormones and Get Your Cycle Working For You”, de Maisie Hill. Este libro es una primera aproximación a cómo los cambios hormonales durante el ciclo menstrual afectan a la vida de las personas con ciclo menstrual.

– A nivel más detallado: También os dejo una lista de investigadores actuales que se dedican a hacer avances en este tema: Emily Jacobs, Birgit Derntl, Belinda Pletz, Claudia Barth, Julia Sacher, Alkistis Skalkidou, Lotte Gerritsen, Ellen de Bruijn, Liisa Galea, Ann-Marie de Lange, Tory Eisenlohr-Moul, y de nuevo mencionar a Susana Carmona.

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Marta Gómez Vargas

Marta Gómez Vargas

Doctoranda en la Universidad de Radboud

Siempre he pasado mucho tiempo pensando en el comportamiento de las personas, lo que me llevó a especializarme en ciencias del comportamiento, análisis de datos y neurociencia. Actualmente, mi investigación se centra en cómo las hormonas femeninas influyen en el comportamiento y la salud mental. Además, formo parte del equipo de investigación y asuntos clínicos en Clue, una aplicación de seguimiento menstrual con sede en Berlín.

Soy originaria de Las Cabezas de San Juan, un pueblo de Sevilla, y aunque ahora estoy en los Países Bajos, algún día me encantaría volver a Andalucía y tomar todo el sol que me estoy perdiendo estos años! Me encanta pasar tiempo al aire libre, viajando, y tener más hobbies que tiempo libre, como patinar, coser, pintar o escalar.